Era la primera vez que acudía a un Festival de WCS (West Coast Swing). Llevaba bailando un año y medio entre clases y baile social y ya sentía en el corazón que era el momento de experimentarlo.
A mí siempre me ha gustado bailar y fue hace como 2 años que el Lindy Hop llegó a mi vida a través de mi amiga. Es un baile que siempre me llamó la atención y a pesar que me parecía difícil acceder a él, sucedió. ¡Un día estaba ya bailando en la pista!. Después de estar unos pocos meses bailando Lindy, apareció el WCS y me enamoré.
Me fui al West. Esto es algo le pasa a mucha gente, que se muda de un baile a otro. O quizás también en vez de mudarse, deciden practicar distintos bailes a la vez como el Balboa, el Blues, el Contact o el Fusion. En mi caso, pasó lo primero.

El WCS es un baile original de Estados Unidos que precisamente viene del Lindy, resultado de que en los clubes donde se bailaba había poco espacio, lo que se llevó a una versión «más lineal» del swing.
Y es así, cuando uno empieza a aprender te muestran la línea por la que el «follower» (seguidor) ha de pasar y por la que el «líder» tiene que guiar.
Como en muchos otros bailes se baila en pareja a partir de dos roles. La tendencia general ahora en estos tiempos es que ya no sea sólo el baile mujer VS hombre, sino también
mujer VS mujer, hombre VS hombre.
Porque al final lo que se busca es abandonar el foco en el género y ponerlo en el rol de manera neutra, y que una mujer pueda ser líder o follower según lo desee.
De hecho, lo ideal y a lo que se tiende es que a la persona pueda ejercer cualquiera de los roles, desarrolle las habilidades para ser uno u otro, y unas veces baile de líder y otras de follower (lo que se llama como «switch»).

El WCS tiene unos patrones o figuras básicos como por ejemplo,
- «Sugar push» (el follower se acerca al líder y luego retrocede)
- «Left Side Pass» (el follower pasa por el lado izquierdo del líder)
- «Under Arm Tur» (el líder guía con un giro al follower)
Estos son como la base, la estructura donde se construye el baile. Luego hay mil figuras más y espacio para la creatividad.
Porque una de las cosas que más me gusta de este baile es el margen para ser espontáneo. A pesar de ser un baile que es elegante (como el tango) hay margen para expresarse.
El WCS goza de ese talante elegante en donde ambos bailarines van con la espalda bien recta, donde no hay margen para los saltos, donde lo que prima son los movimientos suaves y sutiles. Ahí está el desafío al igual que la belleza de este baile.

Cada canción del baile es con una pareja diferente, a veces se repite pero no es habitual. Y con cada persona sientes,
- que tiene una energía distinta,
- que fluyes más o menos mejor o peor,
- que hay más o menos conexión
La conexión se define con la mirada y la tensión de las manos.
Si no hay tensión, no hay conexión, esa una parte clave del baile. Ya que la tensión es lo que permite que en el baile haya momentos de expansión y contracción, Ya que la tensión es lo que permite la comunicación entre ambos roles, ya que es el líder quien comunica los movimientos a hacer a la follower a través de las manos.
En el momento en que los dos roles deciden bailar juntos una canción, «se eligen». A partir de ahí, establecen su conexión con la mirada y aparece la escucha del ritmo.
En mi caso, he actuado hasta el momento como «follower» (más adelante aprenderé como «líder») y lo primero que hago es escuchar a la otra parte y tensionar las manos para poder escucharle mejor, y que cuando el líder se empiece a mover, yo le pueda seguir con lo que me vaya diciendo corporalmente.
Hacer de follower van en línea con mi desarrollo personal (por eso de momento sigo aquí) porque a mí me costaba dejarme llevar, por eso en los bailes siempre me ha costado que me lleven, tiendo a llevar yo, y esa es una de las cosas que buscaba con esto,
APRENDER A DEJARME LLEVAR
APRENDER A CONFIAR EN LA OTRA PARTE
Porque es el líder quien define lo que hay que hacer y yo escucharle y mostrar de manera amplificada el baile elegido.
Mi misión es la de escucha y amplificación.
La suya la de iniciar y controlar.
Si bien es cierto que yo como follower tengo margen para la espontaneidad con las manos, la cabeza o piernas, el baile viene marcado por la otra parte. Quien se encarga de pensar cuál es el siguiente paso a dar. El líder piensa y planifica, y luego lo comunica con las manos y el resto del cuerpo, porque hablar, poco se puede bailando 🙂
También es un rol que me ha llevado a APRENDER A RECIBIR. En ese momento del baile recibo atención, foco y dirección de la otra parte, y mi misión es recibirlo y responder con un baile en sintonía al del líder.
Otra de las cosas que recibo por parte del líder es el cuidado del espacio en la pista. Cuando hay mucha gente bailando hay riesgo de chocarse y hacerse daño, y es el líder quién cuida los movimientos que va a aportar en base al espacio disponible.
Festivales de WCS hay muchos (Arousa Westie Fest, BeeMad, Madrid Westie Fest, Iruña West, …). Y toda la gente que habitualmente baila West se va moviendo de festival en festival. Yo decidí apuntarme al Mediterranean Open WCS que se celebraba por primera vez (por eso era formato Trial) y estaba ubicado en Cataluña, en concreto en Santa Susana, y como hay buena comunicación con trenes me animé a vivir la experiencia.
En los festivales uno lo que se suele encontrar es con
- Clases de baile, y también intensivos, impartidos por profesores de alto nivel (muchos de ellos extranjeros, por eso suele ser en inglés)
- Audiciones: son como una prueba en la que tú sales a bailar con la intención de subir de nivel, porque en base a la técnica que uno tenga, los niveles son distintos. Entonces digamos, existe como una posibilidad de progresar.
- Bailes sociales: por la noche se deja un espacio abierto de baile para todo el mundo, para practicar lo aprendido en las clases, para bailar con personas de distintos niveles, para fluir con el baile al máximo nivel. A mí es la parte que más me gusta del festival y de cuando voy a bailar.
- Competición: la mayoría de los festivales tienen aunque no todos, y es un reclamo para atraer a bailarines que buscan progresar en el ranking.
Existe la competición por categorías. Yo participé en la de «newcomer» (los que estamos empezando) y también en «sophisticated» (los de mayores de 35).
Te apuntas, te entregan el dorsal y te asignan un compañer@ a través de un listado. Una vez llega el momento, acudes a una sala a prepararte, ponernos todos los que íbamos a participar para salir en fila del brazo del compañer@.
Cuando llega el momento, la fila empieza a moverse y entramos en la pista con una musiquita molona hasta que creamos un círculo. Los jueces se posicionan, indican donde han de mirar los líderes y empieza la música.
Ahí uno empieza a fluir y a confiar en lo que va saliendo. Puede ser que nunca antes hayas bailado con esa persona junto con la que estás compitiendo, es habitual, pero yo creo que eso es una de las cosas más interesantes de este baile, la magia de la sorpresa, de descubrir la conexión con una persona nueva a través del baile.
Una vez hecha una canción los followers se mueven a la derecha las posiciones marcadas por los jueces, por lo cual se cambian las parejas. Y se toca otra canción, y así 3 veces. Una vez finalizado mostramos nuestro dorsal en la espalda y abandonamos la pista.
En este caso aunque bailamos en pareja se compite individualmente. De hecho, yo bailé con gente que pasó al siguiente nivel (semis). Luego las finales sí que son por pareja, compite la pareja conjuntamente.

Lo que más valoran los jueces es la técnica. Entiendo que también la espontaneidad y la parte creativa, pero me he dado cuenta que si no hay una base técnica sólida, el baile no es valorado, y en parte siento que tiene sentido, porque sino se bailaría «cualquier baile».
La técnica es lo que define que uno esté bailando «west coast swing» y no «samba», por ejemplo.
Esta parte me encanta observarla porque se trata de la energía dual y complementaria que reina en cada uno de nosotros:
- la técnica y la creatividad, el control y la espontaneidad, vienen representando a la «energía masculina» (ténica) y la energía femenina» (espontaneidad).
Y como siempre y como todo, la energía femenina se apoya en la masculina. Una mujer puede desarrollar su energía femenina siempre y cuando tenga una energía masculina sólida. Tenga confianza, sepa poner límites, sepa lo que quiera, está conectada a sus necesidades reales… ahí, ahí es cuando la mujer permitimos salir la mujer salvaje que pinta, baila, canta se expresa y en definitiva… es feliz. Porque ahí es cuando la mujer se permite ser 🙂

El viaje lo hice con mi amiga Renata.
El día que me atreví a descubrir por mí misma el baile del Lindy Hop apareció. El universo me la puso, una mami como yo, en ese momento lo vi como una señal clara… sin embargo nunca imaginé que nos embarcaríamos juntas en este viaje. Porque lo que estamos haciendo juntas es un viaje.
Ambas empezamos en Lindy, ambas emigramos a West. Y ahí seguimos aprendiendo y evolucionando juntas.
Es una mujer con la que me entiendo muy bien, ambas somos reflexivas y observadoras, y vamos viendo los beneficios que vamos obteniendo, vamos viendo nuestra evolución donde hemos llegado desde el día en que empezamos donde no teníamos ni idea.
Nos ayudamos mucho y siento que el baile nos está ayudando a ambas a sacar nuestra «mujer salvaje», esa mujer que está castrada y que clama por ser libre y ser quien quiere ser, sin restricciones de religiones, mitos, educación o cultura.
Os voy a poner un ejemplo. En el baile social es habitual que haya más followers que líderes, lo que lleva a que muchas followers estemos esperando en los extremos de la pista para poder bailar. Si uno espera a que el líder te saque a bailar, lo llevas claro, vas a bailar muy poco. Así lo que toca hacer es yo como follower sacar al lider a la pista, ¿quieres bailar? ¿do you wanna dance?
Y así saco yo mi mujer salvaje, en lugar de esperar sentada, me muevo por fuera y por dentro de la pista, buscando aquellos líderes disponibles para poder bailar toda la noche entera hasta hartarme 😀 satisfago mi necesidad rompiendo el mito social de que el hombre tiene que sacar a bailar a la mujer.

Y en así terminó el finde semana. En la playa y con los pies destrozados, después de bailar horas y horas en el baile social con gente de distintas nacionalidades, diferente energía y de diferentes niveles (básico, intermedio y avanzado).
Y es bonito ahora que entiendo el sentido de la vida, ahora que sé y he experimentado que somos un alma en un cuerpo, cómo cada una de las personas con las que bailo son un alma que decidió experimentar el baile con su cuerpo, y veo a Dios en cada uno de ellos o ellas.
Veo cómo Dios decidió fraccionarse en pedacitos muy pequeños y meterse en cuerpos muy distintos para experimentarlo todo, lo bonito y lo no tan bonito. En este caso, experimentar el baile, por tanto estamos hablando de experimentar «lo bonito» 😉
Todos y cada uno somos Dios
Por eso, honro a cada persona con la que bailo,
porque además siento que con el baile uno está honrando la vida que nos ha sido dada.
La estoy celebrando,
estoy celebrando la vida a través del baile.
El baile es gozo, disfrute, diversión, aprendizaje…
¡y eso es lo que quiere Dios que hagamos con nuestra vida!
Nos da una vida para disfrutarla,
para estar conectada a ella,
para vibrar con la música que para eso la inventó jaja…
Para mí el baile es ESTAR CONECTADA A LA VIDA
VIVIR EL PRESENTE
Y HACER HONOR AL REGALO QUE ME FUE DADO
Cuando bailo honro a la vida
Cuando bailo honro a Dios
Cuando bailo me honro a mí
Estoy haciendo honor a lo que se me fue regalado, lo estoy apreciando.
Así que si tú me preguntas, qué es para mí el baile, mi respuesta es, eso:
CELEBRAR LA VIDA QUE UN DÍA ME FUE DADA 🙂
